Ultimamente, por ratos, se me viene a la mente el recuerdo de Maye y
siento una pena horrible, tengo tantas ganas de verla, me la trato de imaginar
como estaría, como hablaría, como se vestiría, me da tanta rabia no poderla
ver, no poder seguir compartiendo con ella.
Incluso, hasta pensar en que
ahora mi hija es solo un recuerdo, me hace sentir cosas horribles. Cómo puede ser eso?? Cuando Maye nació fui la mujer mas feliz del
mundo, la mas dichosa, pensaba que eramos inseparables… Maye era mi compañera, teníamos tantos
sueños, tantos planes, tantas cosas que queríamos hacer juntas y todo eso me
fue arrancado de mi vida… Ahora todos esperan
que yo sea igual que antes, que sonría como antes, que viva como antes, ESO ES
IMPOSIBLE.
Desde que se fue Maye prácticamente no voy a ningún sitio, no soporto
estar en ningún sitio que me recuerda que mi hija ya no está, porque si
estuviera estaría conmigo ahí, entonces prefiero no salir, pero a veces lo
tengo y lo quiero hacer, especialmente por Alvarito y por Martin, mi vida no ha quedado
paralizada, aunque asi lo quisiera, tengo que seguir viviendo y compartiendo
con los que me están conmigo, sin embargo, cada vez que lo hago no me siento
totalmente feliz, en cada momento estoy extrañándola y normalmente en el camino
de regreso, en lo único que pienso es en ella, en lo doloroso que es hacer y
disfrutar de todas esas cosas sin ella, ese dolor que se siente es tan
insoportable que quisiera que ya termine, que ya desaparezca, me siento tan
impotente.
Aunque me vean sonreir, comer, disfrutar, no he dejado de pensar y de
extrañar a mi hija, no dejo de pensar en ella en cada momento, incluso cuando
parece que estoy 100% ahí, creanme que
no es así, una parte de mi mente y de mis pensamientos están con ella, imaginándomela,
extrañándola… solo que he aprendido a
controlarme, he aprendido a disfrutar sin sentirme culpable, he comprendido que
tengo que vivir y compartir mi vida con mi familia y demostrarles que me
importan y que me hacen feliz. Todo ha
sido y es dificil, pero ese tiempo, al que tanto miedo le tenía, finalmente, está contribuyendo, a pesar de todo.
Duele, sin embargo, que tenga que ser así, duele que mi vida transcurra
sin poder ver a mi reina, duele ver crecer a mis otros hijos y no verla crecer
a ella… Solo Dios sabe cuánto, solo Dios
sabe lo que llevo dentro, solo Dios ve mi corazón, mis pensamientos, mis
tristezas…. Y solo Él me acompaña y me
da la fuerza que necesito para continuar, aunque la tristeza está siempre
presente en mi corazón, Dios me reconforta con la esperanza de que pronto
estaremos juntas otra vez y será para siempre, PARA TODA LA ETERNIDAD!!